LUISINA ROSAS

LA MUERTE DE UN BARRILETE es una pieza de circo que se desarrolla en torno a una rueda alemana: Las artistas - dos amigas - transitan una experiencia cíclica. Un ciclo repetitivo y cambiante a la vez. Una enloquece, la otra escucha. Una lucha, la otra protege. Sus cuerpos hablan, dicen cosas que las palabras no pueden; transcurren duelos. Alguien que desaparece, la infancia que queda atrás; convicciones que se cuestionan, batallas que se pierden. Abandono. 

 

Viven estos ciclos juntas, desde lugares opuestos para así compartir el peso. Si una cae, la otra toma la carga; a veces unas sacudidas son suficientes para reponerse y volver a estar de pie. Alternando oposiciones, se encuentran en un juego. Y juegan, para olvidar un poco, o más bien para mantener la mente sana; para ayudarse la una a la otra a vivir despiertas y con los ojos bien abiertos, incluso cuando lo que hay para ver es insoportable. A veces el disco se ralla y repiten el juego, obstinadamente.

 

Una experiencia humana, simple y compleja, llena de paradojas. Cosas tristes que hacen reír; cosas graciosas que hacen llorar. En fin, una realidad que ellas transitan y aceptan, juntas.